En Bolivia, la actividad de la secta Kailasa ha generado preocupación y controversia, especialmente tras la expulsión de algunos de sus miembros del país. Esta situación ha puesto de relieve un fenómeno más amplio relacionado con el surgimiento de un mercado negro que busca controlar extensos territorios indígenas. El objetivo de este control es poner estos territorios a disposición del mercado internacional de bonos de carbono.teleSUR