En los doce días que lleva hospitalizado por neumonía bilateral y otras complicaciones, el papa Francisco, de 88 años, no ha dejado prácticamente de trabajar. Apenas se sintió mejor tras su crisis respiratoria del sábado recibió a los dos altos cargos del Vaticano, firmó nombramientos, decretos de beatificación...todo para que la maquina vaticana no se detenga.