No es muy deportivo burlarse de tus enemigos cuando estás ganando, pero a veces, la tentación es abrumadora.
Habiendo resistido durante bastante tiempo el impulso de hacer picadillo a los palmeros de los medios de comunicación, que llevan una década haciendo el caldo gordo a Podemos, mi determinación se ha derrumbado ante el caso que encapsula la bancarrota moral del partido morado y sus cómplices: ‘el affaire Monedero’.
Hay pocos sujetos más hinchapelotas que el aguafiestas que se pasa la vida diciendo ‘ya os lo advertí’, pero flaco favor haría a la verdad, si no subrayara que nunca me engañó la chusma podemita.
Desde el primer minuto tuve meridianamente claro que constituían un mix de caraduras, oportunistas, indocumentados y delincuentes.
En 2013, unos meses antes de que sacaran un 8% de votos y 5 diputados en las europeas, publicamos en Periodista Digital que estaban financiados desde Venezuela.
Fue, paradójicamente, un dirigente del PSOE, que siempre ha echado pestes de Pedro Sánchez y ahora tiene de socialista lo yo de cardenal Vaticano , quien me pasó el documento demostrando que CEPS, una fundación vinculada a Pablo Iglesias, Monedero y Errejón, recibía dinero de los torturadores chavistas.
No nos hicieron ni puñetero caso los medios tradicionales. Para ser precisos, hasta nos insultaron, acusándonos de lo peor.
Remábamos contracorriente. Estaba España intentado salir de la espantosa crisis en que nos había hundido Zapatero y multitud de ciudadanos y la casi totalidad de las cadenas de televisión y periódicos veían al ‘Coletas’ y su banda de zarrapastrosas como salvapatrias.
Eran los inmaculados universitarios hijos del 15-M que venían a regenerar el sistema corrupto y encima, que es lo relevante, daban audiencia y hacían ganar dinero a programas y presentadores.
La realidad es que no venían a regenerar nada que no fueran sus cuentas corrientes y sus ‘soluciones habitacionales’.
Y saltaron del piso VPP de Vallecas al chalet con piscina, garita de la Guardia Civil y casa de invitados en la Sierra madrileña.
Y se metieron en el Gobierno Frankenstein, cobijados por el amoral Sánchez, que les permitió llevar al BOE, en forma de leyes, las memeces que habían urdido, entre porros y cervezas, en los bares de facultad.
Prometieron que no cobrarían más de tres salarios mínimos y se embolsaban sus sueldos íntegros; hablaban de libertad y cobraban de la homófoba teocracia iraní; de feminismo y se la pelaban soñando que azotaban a Mariló; de respeto a las mujeres e invitaban al baño a sus alumnas; se les llenaba la boca de derechos sociales y tenían a las escoltas haciendo de niñeras, jardineras y recaderas.
Curiosamente, ni siquiera eso y ver como elección tras elección iban cayendo, enturbió el idilio de Podemos con los chupatintas de la Prensa y han seguido teniendo tertulianos a granel en RTVE y otros medios de la ‘Brunete Pedrete’.
Ha tenido que estallar lo del ‘baboso’ Monedero, para para salten las costuras, para que las Rosa V