Policías encubiertos se disfrazaron de peluqueros para capturar a un peligroso asesino que era buscado por la justicia. La detención se llevó a cabo en una barbería, donde los agentes lograron sorprender al sospechoso sin que pudiera resistirse. La estrategia utilizada fue clave para evitar un enfrentamiento y garantizar su traslado a la comisaría.