Investigadores de la Universidad de Texas en El Paso han descubierto que una molécula que se encuentra en los posos del café viejo podría ayudar a luchar contra la enfermedad de Parkinson.
La sustancia es el ácido cafeico, que se encuentra en el vino, las manzanas y el café y tiene una cualidad especial que lo hace adecuado para tratar la enfermedad.
Numerosos factores ambientales, entre ellos diversos herbicidas y pesticidas, contribuyen a la degeneración neuronal.
La exposición a estos factores puede desencadenar la muerte de neuronas, lo que lleva a la aparición de la enfermedad degenerativa.
Los antioxidantes son necesarios para contrarrestar este fenómeno, pero el reto es conseguir que atraviesen la barrera protectora hematoencefálica.
La presencia de ácido cafeico en el líquido cefalorraquídeo sugiere que puede ser capaz de sortear esta barrera y actuar como una protección adicional contra la enfermedad de Parkinson.
Aunque los antioxidantes no son una cura para la enfermedad, son una sustancia ampliamente disponible que puede ayudar a prevenir el Parkinson a gran escala.
