Es para hacérselo mirar.
Que alguien como Pablo Iglesias, a la sazón hoy vicepresidente segundo del Gobierno de España, filosofara hace casi una década, en 2012, ante los estudiantes de la Universidad de Valencia en torno a la idea de que la intentona golpista del 23-F de 1981 no fue un fracaso es para preocuparse hondamente.
Habrá padres que ahora observen con preocupación a sus hijos si han tenido la desdicha de caer en manos de un energúmeno de esta talla y al que Pedro Sánchez ha abierto las puertas de su Gobierno para que entre el podemita junto a su mujer, Irene Montero, (y, de paso, la niñera).
Según el razonamiento del hoy líder de Unidas Podemos, esto es lo que pensaba en realidad sobre el resultado del 23-F