Los empresarios escoceses se muestran tan divididos como la población ante el referéndum por la independencia. Por un lado, las grandes corporaciones y entidades financieras que tienen un vínculo directo con la City de Londres muestran su disconformidad con la secesión y amenazan con trasladar su sede a la capital inglesa. Por otro, 2.600 pequeñas y medianas empresas firmaron un manifiesto a favor de una Escocia soberana porque entienden que desde Edimburgo se administrará mejor la economía.
Es decir, para ellos es mejor gestionar de cerca el nueve por ciento del Producto Interior Bruto escocés sobre el total británico que no dejarlo en manos del noventa por ciento restante.
“Tenemos una renta per capita mayor que el resto del Reino Unido”, recuerda Ivan Mckee, un empresario partidario del Sí. “El problema es que la riqueza no se queda aquí, para los negocios y la gente de Escocia. La independencia nos da una oportunidad de tomar el control”.
Uno de los debates centrales son las reservas de petróleo.Unos y otros no se ponen de acuerdo sobre hasta cuándo existirán estas reservas en el mar del Norte y si es verdad que contribuirían a elevar la renta per cápita escocesa para poder mantener un Estado del bienestar que ahora se considera amenazado por las decisiones de Londres.
En estos momentos, el 96 por ciento de estas reservas petrolíferas se hallan en territorio escocés. En total, las reservas de hidrocarburos de la región contando también las de gas se sitúan en el 72 por ciento.
“Mirando al futuro, los ingresos por el petróleo de Escocia posiblemente disminuirán de forma importante y su población envejece más rápido que en el resto del Reino Unido”, advierte el economista David Phillips, del Instituto para los Estudios Fiscales escocés. “Por tanto, si su economía no puede crecer más de prisa para adaptarse a la nueva situación, es probable que sufra una mayor presión presupuestaria respecto a la actual del gobierno británico. Y esto querría decir más impuestos o más recortes a largo plazo”.
La cuestión monetaria es asimismo motivo de disputa. No se sabe si una Escocia soberana conservaría la libra esterlina, pero el Banco Central del Reino Unido ya ha calculado que Ediburgo necesitaría unos 20.000 millones de libras adicionales en reservas propias.
¿Esto obligaría a aumentar la fiscalidad? Actualmente, en Escocia se recauda el nueve por ciento de los impuestos en el Reino Unido. De acuerdo más o menos con su peso económico.
En todo caso mientras el primer ministro británico David Cameron le niega a Escocia la libra esterlina si accede a la independencia, el líder nacionalista Alex Salmond amenaza con desentenderse de su parte en la deuda pública del Reino Unido. En medio, no sólo los bancos se preguntan sobre su futuro sino también los 270.000 trabajadores que dependen del comercio entre ambos lados. Y en clave geoestratégica, el Reino Unido perdería sin Escocia su rango de sexta economía del mundo y su peso en algunos foros internacionales.