Ucrania estudia nuevos suministros de gas alternativos a Rusia a partir de países vecinos de Europa del Este. Las nuevas autoridades de Kiev negocian ya con Bruselas ampliar las actuales conexiones con Polonia y Hungría a Eslovaquia. De hecho, se trata de gaseoductos a doble sentido en función de la demanda. El nuevo proyecto incluiría también interconexiones con Eslovaquia y aseguraría una quinta parte de las necesidades de Ucrania si la situación con Moscú se agrava.
“Hoy en día, hay un gran número de opciones para hacer transitar el gas hacia Alemania desde cualquier sitio del globo”, afirmó el experto eslovaco Alexander Dubela. “Un gas que nos llegaría y reforzaría nuestra independencia energética y, luego, sería dirigido a Ucrania. Solo es una cuestión de precio”.
De hecho, el gobierno ucraniano acaba de anunciar una subida de las tarifas domésticas del gas de la mitad más a partir del uno de mayo porque Rusia ha retirado sus bonificaciones y el Fondo Monetario Internacional exige unos precios reales para otorgar sus ayudas.
“Creo que Ucrania no debería tener el gas gratis”, advirtió el primer ministro eslovaco, Robert Fico. “Nadie aceptaría que Ucrania no pagara para esta operación porque hay que construir un estación especial. La inversión puede costar unos veinte millones de euros”.
Se trata, en todo caso, de inversiones menores a la de los gaseoductos tradicionales. De momento, la empresa rusa Gazprom ya hace pagar un treinta por ciento más a Ucrania por el gas respecto a antes de la revolución de Maidán. Y no se descarta que vuelva a haber un corte en el suministro como ocurrió en 2009. Kiev importa ahora más del cincuenta por ciento de Rusia.
